jueves, 4 de noviembre de 2010

Sí, yo también deliro en estos momentos.

-¿Delirar hace que el dolor disminuya?
-Está delirando, ¿lo hace?
-¿Ya estoy hundido en los mares de la locura?
-Así me temo, Caballero.
-¿Por qué me sigue, por qué me acecha, por qué perdura?
-¿El qué?
-¡El sufrimiento! ¡Lo sabe! ¿Por qué me hace pronunciarlo de nuevo? Es más difícil de ése modo.
-Sólo quiero conducirlo a la respuesta correcta.
-Limítese a decírmela.
-Revise el material de sus fantasías. Huya; porque sólo de usted depende.

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